Cuando uno ve por vez primera el Valle de las Flores, en Uttarakhand, se pregunta si el paisaje no lo habrá modificado artificialmente alguien; pero no: la intensidad de los colores (azules, amarillos, morados, rojos, naranjas, blancos y violetas) de este valle rebosante de flores es real.

Por una vez se cumple el tópico de la calfombra de flores», porque es todo el fondo del valle, y sus laderas, lo que está tapizado por más flores de las que hayas visto juntas en un solo lugar. Se encuentran aquí casi quinientas especies de plantas de flor, como amapolas, margaritas y orquídeas.

La zona fue designada como Parque Nacional del Valle de las Flores en 1982, y también es Patrimonio de la Humanidad de la Unesco. Además de su gran variedad de flores, da cobijo a animales como osos, ciervos, leopardos de las nieves y una especie peculiar, como es la oveja azul del Himalaya. Tanta hermosura, sin embargo, tiene un precio: la mejor época para verla es la de los monzones, que no es el mejor momento para recorrer este sendero de cierta dificultad. Si quieres ver las flores en su apogeo calcula algunos días de estancia para no andar falto de tiempo.

El sendero empieza en la localidad de Govindghat, a una altitud de 1.828 m, donde confluyen los ríos
Alaknanda y Lakshman Ganga. Desde este punto la subida al valle de las Flores es muy empinada, ya que la altura del terreno oscila entre los 3.200 y los 6.675 m. Es esta enorme variación, y la consiguiente mezcla de climas, lo que hace proliferar tanto las flores; y aunque tal vez no sea verdad que haya quien llegue a desmayarse por la intensidad de los aromas, no cabe duda de que el valle de las Flores constituye una visión embriagadora.