Este icónico edificio, que hoy en día alberga una de las colecciones de arte más impresionantes del mundo, tiene sus raíces profundamente arraigadas en el pasado de Francia, una historia que se remonta a siglos atrás.

El Louvre, que ahora se erige como una joya cultural, tuvo un comienzo modesto como una fortaleza real en el siglo XII. Bajo el reinado de Felipe II, la construcción del Louvre fue concebida como una medida defensiva para proteger la ciudad de París de posibles invasiones. Sin embargo, con el tiempo, esta estructura militar se transformó en una elegante residencia real bajo el mandato del rey Francisco I en el siglo XVI. Fue durante este período que el Louvre comenzó a albergar no solo a la realeza, sino también a una creciente colección de obras de arte, dando inicio a su legado como un espacio dedicado al arte y la cultura.

El destino del Louvre cambiaría drásticamente durante la tumultuosa Revolución Francesa en el siglo XVIII. En un esfuerzo por democratizar el acceso a la cultura y celebrar los valores de la república, la Asamblea Nacional Francesa transformó el Louvre en un museo público en 1793. Este acto histórico marcó el comienzo de una nueva era para el Louvre, donde las obras de arte se convirtieron en accesibles para el público en general, despojando al palacio de su exclusividad monárquica y abriendo sus puertas a la diversidad y la inclusión.

Desde entonces, el Louvre ha sido testigo de un crecimiento fenomenal, tanto en términos de su tamaño físico como de su prestigiosa colección. Bajo el patrocinio de Napoleón Bonaparte, el museo adquirió numerosas obras de arte que se sumaron a su creciente reputación como una institución cultural de clase mundial. Desde la incorporación de la icónica «Mona Lisa» de Leonardo da Vinci hasta la adquisición de valiosas antigüedades egipcias, el Louvre se convirtió en un tesoro invaluable de la historia del arte y la civilización.

A lo largo de los siglos XIX y XX, el Louvre continuó expandiéndose y renovándose, adaptándose a los cambios en la sociedad y la tecnología. La construcción de la emblemática Pirámide del Louvre en 1989 marcó un hito importante en la historia del museo, proporcionando una entrada moderna y simbolizando la convergencia entre el pasado y el presente.