tokio, japón
Este santuario conmemora aproximadamente a dos millones y medio de almas, incluidos algunos criminales de guerra de Clase A que fueron condenados tras la Segunda Guerra Mundial y cuyos nombres fueron secretamente añadidos a la lista en 1979.
El santuario Yasukuni-jinja se distingue de otros lugares de culto sintoístas en Japón por estar dedicado no a las deidades tradicionales, sino a los espíritus de aquellos que murieron luchando por el emperador de Japón desde 1853.
Ubicado en la colina Kudan de Tokio, cerca del Palacio Imperial, el Yasukuni-jinja fue originalmente construido en 1869 para honrar a los soldados que murieron durante la rebelión de 1853 que desencadenó la guerra civil Boshin (1868-1869). Inicialmente llamado Tokio Shōkonsha, que significa «El santuario al que son invitados los espíritus divinos», fue renombrado por el emperador Meiji en 1879 como Yasukuni-jinja, que se traduce como «El santuario del país pacífico».
Además de ser un lugar de culto, el santuario alberga un museo militar inaugurado en 1872 que contiene una vasta colección de vehículos, tanques y armamento. Aunque el museo es visto por algunos como un símbolo de la gloriosa tradición militar de Japón, para otros representa un recordatorio de un pasado brutal y opresivo. Las visitas de políticos japoneses de alto rango al santuario suelen generar atención mediática y protestas por parte de países asiáticos vecinos debido a las controversias que rodean el lugar.
Tras la Segunda Guerra Mundial y bajo la supervisión de las autoridades de ocupación estadounidenses, la nueva Constitución japonesa estableció la separación de la iglesia y el estado, eliminando así los vínculos oficiales entre el gobierno y el santuario.
Hoy en día, el Yasukuni-jinja no solo es un santuario, sino también un espacio para la reflexión sobre la memoria colectiva e individual de Japón, así como un centro de debates sobre el papel histórico del país en las guerras.